Desde pequeño, sentía que si me creía lo que pretendía hacer creer que sentía, valía como actor. Pero el “éxito” era muy difícil, -Hay que tener mucha suerte.-Pero no, la suerte sin constancia es virtualmente imposible. Además, también pensaba que no era una profesión útil, y una vez más, no. Al menos cuando eres consciente de cómo se logran transmitir las ideas o sentimientos. Esto es lo que hace que valga la pena. Sé que actuar es mi profesión porque haciéndolo no siento que esté trabajando, sino ocupando mi tiempo en lo que me gusta y me llena.